lunes, 18 de septiembre de 2023

Frenar

Todo el mundo, siempre, te dice que sigas adelante, que pase lo que pase, te levantes y sigas, que no te detengas, que no te rindas y nadie te enseña a como frenar.
Se supone que tenemos que perseguir nuestras metas, seguir el camino, luchar por lo que queremos... y no digo que no sea así, pero también es importante el saber frenar, el tomarte un respiro, el mirar lo que tienes, lo que has conseguido, regodearte viendo todo lo que has avanzado.
Llevo tantos, pero tantos años con miedo a pararme, con miedo a frenar, con miedo de dejar de pensar en el siguiente paso que no sé cómo hacerlo ahora. Siempre he tirado, dando igual las circunstancias, nunca me he dado por vencida, siempre pensando en el siguiente paso y en las mil formas posibles de darlo, sin pararme a pensar si de verdad ese era el paso que yo quería dar o simplemente era el que se suponía que tenía que dar.
Necesito parar, necesito un tiempo, necesito un confinamiento mental, necesito la paz. Quiero dejar de correr, hace mucho que no tengo nada de lo que huir, y hace no tanto que me reconcilié con mi pasado y dejó de darme miedo.
Es momento de cuidarme yo, enorgullecerme de todo lo que he construido sin miedo a que si paro, vaya a desaparecer, porque no va a pasar, porque si eso se destruye será porque yo lo he querido hacer y volver a empezar desde cero, y es que, nadie a muerto nunca por volver a empezar.

viernes, 25 de agosto de 2023

Tu gran amor

Muchas veces nos obcecamos por no haber sido su primer amor, su primera experiencia, su comienzo de todo, es algo que tiende a atormentarnos, que nos entristece e incluso nos pone celosos, por no haber sido ese primer sí que le hizo dar un brinco, ese primer beso con el que sintió mariposas, esa primera persona conociendo cada recobeco de su cuerpo, esa primera persona que presentó a su familia o no haber escuchado ese primer "te quiero" lleno de ilusión y nervios. Pero si algo he aprendido en este tiempo, es que sí, está claro que un primer amor es algo importante, algo que te marca para siempre, pero no es el más importante, con él se aprende a querer, a cuidar, a proteger... Pero para aprender hay que llenar el camino de fallos, que ese primer amor también es el primer desamor, la primera vez que lloras sin consuelo, que crees que algo dentro de ti se ha roto, que te sientes vacío, insuficiente e incluso llegas a creer que jamás nadie te volverá a querer. Por eso yo no quiero ni me atormenta no haber sido tus primeras veces, porque quiero ser las últimas, quiero ser la última en escuchar tus te quieros, la última a la que agarres de la cintura, la última que haga que tu corazón se acelere al verme o abrazarme, quiero ser la última que recorra tu cuerpo, la última que conozca tu familia... No quiero ser tu primer amor, quiero ser tu suerte;  quiero ser tu gran amor.

sábado, 12 de agosto de 2023

Los tres grandes amores

Dicen que tenemos tres grandes amores a lo largo de nuestra vida, el primero: ese que llega en la adolescencia, el que te enseña a querer, te llena de ilusiones y parece un guión de película, normalmente es el mas complicado de superar y olvidar, ya que es "nuestro gran amor" y tendemos a comparar todas las relaciones futuras con esa. La segunda: te enseña el dolor y te aferras a él aún sabiendo que no es para ti, por eso del "amor puede con todo" el que desearías que hubiese sido para siempre, pero te enseñó a madurar y por último, el tercero: ese que no esperabas que ocurriese, pero dejas que pase sin expectativas, solo eres tú dejando que te sorprenda, es el que cura las heridas, ese de "está curando algo que no rompió" y te hace feliz. Esa idea se quedó grabada en mi mente desde la primera vez que la leí, pero ¿Cuántas vidas tenemos? No me parece justo que una persona solo pueda acceder a tener tres grandes amores, cuando vidas tiene ilimitadas. Cada amor, cada persona te enseña y aporta algo diferente, porque tú, en casa una de esas relaciones, eres alguien diferente, con otras necesidades, gustos y expectativas, y eso es algo que no deja de cambiar nunca. Y claro que creo en el amor de "para toda la vida" pero no de la manera que siempre han intentado venderme. Claro que hay personas a las que siempre querré, no merecen menos, ya que en su día me dieron todo aquello que yo necesité y espero haber estado a la altura, pero yo ya no soy la misma persona que ellos conocieron en su día, al igual que ellos ya no son los mismos.
Entonces... Puede que sí, que en la vida solo tengamos tres grandes amores, pero... ¿cuántas vidas vivimos?

sábado, 26 de noviembre de 2022

Has vuelto.

 Has vuelto, cuatro años después te han vuelto a ver, te han vuelto a ver por esas calles por las que hasta ayer yo me sentía segura, protegida y feliz. Te han vuelto a ver pasando como si nada, como si no destulleses todo y a todos a tu paso, como si no me hubieras destruido a mí cuatro años atrás.

Has vuelto, y has traído contigo mi miedo, una vez más, mi miedo a cruzarme contigo, a recibir un mensaje tuyo, una llamada. Mi dolor no había desaparecido, solo lo había olvidado, lo había guardado en lo más profundo de mi ser y junto a él mi impotencia al ver que da igual cuántos años pasen, cuántas personas, cuántos días sin saber de ti, que un solo mensaje me regresa a cuando tenía 16 y convertiste mi realidad en un infierno, un infierno que solo te deseo a ti. Un infierno en que se te olvida reír, se te olvida vivir. Un infierno en el que tú eras el rey y yo... Yo solo era una pieza más, una pieza que hiciste que encajara a golpes, gritos y amenazas, una pieza rota. Una pieza que jamás quiso formar parte.

Has vuelto, no sé para qué, ni durante cuánto tiempo y eso es lo que más miedo me da, el no saber, el no poder preparame, el no poder controlarlo y que tú, sin saberlo, seas capaz de controlarme a mí, una vez más. Las preguntas taladran mi cabeza, el miedo me acelera el corazón, tu imagen me persigue cada vez que cierro los ojos y un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Vuelvo a sentir esa adrenalina recorriendome como la sentía cada vez que sabía que estabas enfadado, cada vez que escuchaba tus pasos o cada vez que te oía decir mi nombre.

Has vuelto, y yo solo me quiero ir, solo quiero desaparecer, solo quiero no compartir el mismo lugar que tú. Había olvidado lo que era salir a la calle buscando tu cara entre todas las personas que me rodean rezando por no encontrarla, escuchar todas las voces esperando que ninguna sea la tuya, respirar con la necesidad de que no me llegue tu olor.

Has vuelto, y has traído contigo todas las conversaciones que tuvimos, todos los momentos que vivimos.

Has vuelto y parece que todos mis días de terapia han desaparecido, que no pueden convivir contigo. Y yo tampoco puedo.

Has vuelto y no es justo, no es justo todo lo que tuve que hacer para sacarte de mi vida, de mi cabeza, todo el trabajo que me ha costado, sacrificios, llantos, enfados... Para que tú, con solo quererlo vuelvas a estar aquí.

Has vuelto, y ya no puedo fingir que no existes, no puedo hacer como que fuiste alguien de una vida pasada, de otra yo, no puedo seguir ignorando el hecho de que sigues respirando, que sigues haciendo tu vida como si jamás hubieses hecho la mía trizas.

Has vuelto.


domingo, 17 de enero de 2021

 Tenia tanto dolor dentro de mí que al final acabé por causarlo, no era consciente de que a cada caricia que daba, en vez de sanar rajaba, como si de una cuchilla se tratase, como si fuese un cacho de cristal desquebrajado, lleno de salientes afilados. Aparentando ser la primavera pero con un invierno en los ojos; una mirada fría y vacía.

De tantos golpes que recibí acabé teniendo sabor a vacío, un vacío que llevaba dentro, ese abismo al que tanto había soñado saltar, acabé teniéndolo dentro de mí.
Hasta que me di cuenta de que nadie podría sabarme, porque ni siquiera era consciente de que necesitara ser salvada, me convertí en esa arma que tantas veces deseé poseer, acabé siendo yo, afilando cada arista, un arma que usar en caso de emergencia. Porque a la hora de la verdad, solo nos tenemos a uno mismo.
El problema no fue que mi conversión, si no el hecho de haber conseguido algo que siempre añoré tener, si no el hecho de que no sabía usarla.
Pero en esa perspectiva que te regala el tiempo me enseñó, me enseñó a acariciar con mis lados suaves, porque hasta el cristal más roto tiene lados que no cortan, aprendí que no estoy rota, que estoy afilada, pero también que puedo acariciar, que puedo ser ambas, que siempre lo fui y que ahora, sé cómo usarme.