domingo, 3 de mayo de 2020

Una vez más nos encontramos, una vez más dejamos a nuestros corazones, nerviosos y agitados unirse, dejamos que nuestras miradas se encontrasen y que nuestras almas se fundiesen. Como siempre todo parecía ir bien, por una vez parecía que ambos estábamos en el mismo punto y con las mismas ganas. Una vez más me pediste que lo hiciese yo por ti, y yo intenté construir todo, pedazo por pedazo, intentando que nada se derrumbase, parecías estar feliz, parecía que lo estuviésemos consiguiendo... pero todo el esfuerzo y tiempo invertido no te fueron suficiente, te di lo que me pediste, lo que llevabas tanto tiempo deseando y cuando todo cogía forma, te largaste, sin dar explicaciones, sin mirar atrás, sin nada más que un lo siento. Nunca más volveré a confiar en ti.
Quizás hubieron señales, quizá no las supe ver y a día de hoy, sigo sin ser capaz de verlas, sigo sin ser capaz de entender qué pasó.
Pero no debería de sorprenderme, al fin y al cabo somos los mejores destruyéndonos mutuamente, tuve a haberlo visto venir.
Te escondiste detrás del teclado, de palabras que no explicaban nada, pero una vez más, te dejaban a ti en un buen lugar.
Y una vez más, la tinta deja ver todo lo que te quise decir, todo lo que te quise hacer sentir.
Ahora tú estás bien, y yo... ¿yo qué más da? ¿Alguna vez importó en realidad cómo estuviese yo? Si no lo daba todo, no quería estar contigo, y si lo hago, tú te vas. Y ¿sabes lo peor? Que dije que daría todo por ti, pero ya no me quedaré esperando una respuesta, han pasado varios días, y sigo aquí, fantaseando con tu vuelta pero más conciente que nunca de que eso no va a ocurrir... y por mucho que me joda admitirlo... sigo mirando a tu ventana cada vez que paso por tu calle, sigo buscándonos en nuestro portal y el banco sigue ahí, pero tú ya nunca estás.