viernes, 13 de junio de 2014

Diariamente sentimos o escuchamos que no tenemos las fuerzas suficientes para conseguir nuestra metas, nuestros sueños, un día, un dios al ver este panorama en el mundo decidió crear otro dios para que este otorgara a quien lo necesitase las fuerzas necesarias para conseguir cumplir sus metas. Una vez estuvo preparado el nuevo dios fue mandado a la tierra, cuando este llegó no sabía ni por dónde empezar, entonces se dedicó a observar la raza humana, y se dio cuenta de que cuando un humano dejaba un sueño de lado poniendo esa asquerosa escusa, lo único que hacían los otros humanos era compadecerse. Al ver esto se preguntó que pasaría si en vez de compadecerse unos de otros, se animasen entre ellos, y se dispuso a ello, cogió forma humana y su siguiente paso fue ir a donde un humano que sienta que no tiene fuerzas para avanzar, y cuando encontraba a uno, solo iba a donde este y le decía "tranquilo, respira, vuelve a intentarlo, no te rindas, yo creo en ti" Poco a poco, los humanos tardaban más en darse por vencidos, hasta que un día no dejaban de lado sus sueños hasta haberlos conseguido. Pasó un tiempo, y le llamaron desde el cielo, tras muchas felicitaciones por su espléndido trabajo fue llamado por su creador, y tras sus merecidas felicitaciones por parte de este, le preguntó el cómo de su gran victoria, el nuevo dios le explicó que a pesar de que su primer cometido en la tierra fuese otorgar la fuerza necesaria a los humanos, él lo que hizo fue animarles, decirles un simple "yo creo en ti" y que esto hacía que ya no necesitasen fuerzas desde fuera. El creador se quedó boquiabierto, y solo añadió una cosa más: "Entonces... ¿los humanos no necesitaban fuerza, sino alguien que creyese en ellos?
El nuevo dios, con una sonrisa en la cara afirmó con la cabeza y añadió: "Los humanos no se dan cuenta de que todo lo que necesitan para conseguir aquello que tanto ansían está dentro de cada uno de ellos, la fuerza, el valor... todo está dentro de ellos, solo que a veces es necesario que alguien se lo  recuerde."
Así que ya sabes, si estas pensando que no te quedan fuerzas para seguir hacia delante recuerda que yo creo en ti.

domingo, 8 de junio de 2014

Siempre.

Hay una verdad universal que todos debemos afrontar queramos o no, al final todo se acaba y nunca me han gustado los finales. El último día de verano, el último capitulo de un buen libro, separarte de una buena amiga... pero, los finales son inevitables, llega el otoño, cierras el libro... dices adiós. Llega un día en el que nos despedimos de todo lo que nos era familiar, todo lo que nos rodea y nos resultaba cómodo, pasamos página, pero solo porque nos vamos y eso duele. Hay personas que son una parte tan importante de nosotros que estarán ahí pase lo que pase, ellos son nuestra tierra firme, nuestra estrella polar y esa voz de nuestro corazón que siempre nos acompañará. Siempre. 

martes, 3 de junio de 2014

Un cuento para pensar.

Había una vez un niño que siempre se enfadaba, estaba todo el día gritando o insultando por cualquier cosa que le decían o negaban se volvía el ser más irritable del mundo. Un día su padre harto de ver tanta energía desperdiciada, le dio un martillo y una bolsa de clavos y e dijo: "cada vez que te enfades, vas a ir a la valla del jardín y clavarás un clavo en ella." El niño, enfurecido, no dudó en cogerlo y arremeter todo su odio contra la valla. El primer día clavó treinta clavos en la valla, y cada día iba clavando más y más hasta que casi no quedaba hueco para poner más clavos. Pero con el tiempo, sus enfados fueron disminuyendo cada vez más, hasta que al fin llegó el día en el que se tranquilizó. Entonces su padre le dijo que por cada día en el que no se enfadase retirara un clavo. Poco a poco el niño fue quitando clavos de la valla, comenzó a estar más calmado, y un día llegó el momento en el que sacó todos. En ese momento su padre le dijo: "Bien, esto demuestra que estás en el buen camino,  pero ahora observa la valla, llena de agujeros y astillas... hijo, los problemas en la vida son iguales, cuando agredes a alguien, física o verbalmente, aunque después pidas perdón y quites el clavo, el agujero siempre estará ahí, y esas no son heridas fáciles de sanar, por eso antes de hacer nada, piensa en el trozo de metal que estás a punto de clavar, porque después nunca lo podrás arreglar." 
Dalas Review.