lunes, 12 de noviembre de 2018


No tengo palabras para darte las gracias por todo lo que has hecho por mí en tan poco tiempo, sé que suena a tópico, pero es que, en realidad, es así.
Apareciste en mi vida poco a poco, sin armar un gran escándalo, sin romper todo a tu paso; y eso es algo que agradezco, ya que estaba en ruinas.
Tenía miedo ¿sabes? Tenía miedo de que vieses mis ruinas, de que vieses mi oscuridad, de enseñarte mis demonios y que salieras corriendo, pero, en vez de eso te paraste a escucharme, me tendiste tu mano y me ayudaste a ir recomponiendo los cachos poco a poco.
Sé que hay mucho que todavía no conoces de mí, que hay mucho que no entiendes, que hay mucho a lo que no respondo, pero dame tiempo ¿sí? Es una desventaja de tener tantos muros protegiendome, que en cierto modo se ha convertido en mi prisión, y es complicado salir.
Me has enseñado que está bien estar mal, que es normal que haya cosas que duelan, que las personas, como seres humanos que somos, a veces la cargamos, y eso, eso está bien, no tenemos que ser perfectos.
Le diste color a mi vida, a mi alma, me diste un hombro en el que llorar, en el que reír, en el que poder apoyarme si me caigo, al que poder subirme si no veo, al que poder abrazar si lo necesito.
Apareciste así sin más, un día como otro cualquiera, y te has convertido en uno de mis pilares.
Gracias.

domingo, 11 de noviembre de 2018


Odio las noches y la soledad que alberga en ella, odio el poder que tiene de traerme recuerdos a mi mente que creí haber perdido, traerme sentimientos que creí superados, traerme miedos que creí olvidados.
Empecemos por el principio, es de noche, no puedo dormir, no hay ruido, solo el constante ronroneo lejano de la nevera y el sonido de algún coche despistado en la carretera, mi cabeza empieza a vagabundear por rincones que olvido que existen en mi interior, empiezo a pensar en todo lo pasado en estos últimos meses. Personas que han aparecido en mi vida que pensé que nunca formarían parte de ella e irónicamente se han convertido, poco a poco, en pilares para mí; del mismo modo, hay otras personas que pensé que siempre estarían conmigo, y yo con ellas, pero, no es así, se han ido, han seguido con sus vidas mientras a mí, a día de hoy, me aterra la idea de que ya no estén, supongo que la vida tiene un sentido del humor bastante peculiar.
Hay personas, que simplemente, simplemente no puedo definir, pueden ser mi todo pero en cambio no están, no por falta de ganas o de interés, sino porque, absurdamente es imposible, inviable. No, no sé qué hacer con ese sentimiento, la verdad, ni siquiera sé cómo debería sentirme, si te soy sincera. Hay veces que me siento afortunada por haber podido compartir algo de tiempo con ellas, haber podido vivir momentos que siempre estarán conmigo, haber podido estar una vez más. Y es que... No puedo escribir sobre ello, no me salen las palabras, mis dedos no se mueven, mi cerebro se colapsa, y eso no suele pasar, escribir suele aliviarme, suele hacerme ver las cosas más claras, suele ayudarme... Pero cómo no, aquí vuelve la excepción, una vez más, contigo.
Otras personas, en cambio, no sé, no las entiendo, no entiendo qué pasó y tampoco muy bien la razón, pero pasó, supongo que eso está bien o al menos eso quiero creer. Verdaderamente creo que no me han aportado nada, una experiencia más, supongo, un buen rato, y eso, bueno, eso está bien.
Ahora mismo estoy agusto, creo, me explico: en cierto modo sigo igual de perdida que siempre, pero más tranquila, más agusto conmigo misma, más feliz. Sí, sé que no estoy cumplido la meta que me puse, y sinceramente, cada día lo veo más complicado, no voy a mentirte, pero estoy consiguiendo cosas pequeñas, poco a poco, estoy cambiando las cosas, y con ello, también a mí. Estoy intentando arreglar todo aquello que fui rompiendo, pero esta vez bien, sin agobiarme, sin forzarme, a mi ritmo. Pero tengo miedo ¿sabes? Tengo miedo de que esta fortaleza que está creciendo en mi interior no sea mía sino por alguien, tengo miedo de que si ese alguien me falla vuelva a tirar todo por la borda una vez más, y es que, no vamos a mentirnos a estas alturas, ya lo habrás notado, soy un desastre.
Hay pecados que creo que siempre estarán conmigo, que forman parte de mi oscuridad , y que no puedo hacer nada por remediarlos, ya no, solo vivir con ellos, aceptarlos e intentar aprender la lección. Siempre fui muy torpe para aprender, suelo hacerlo siempre mal y tarde, es otro de mis muchos defectos.
También he pensado en pedir ayuda, pero ya sabes lo cobarde que soy, y... Bueno, sigo dándole vueltas a que me vendría bien, a que lo necesito, pero hay una parte de mí que no se siente preparada para ello, y como me dijo alguien una vez: "no se puede ayudar a quien no se deja." pero eh, de lo malo malo, soy consciente de que necesito ayuda, y eso, por lo que dicen, es el primer paso, espero avanzar en ello.
Por ahora intentaré centrarme en lo bueno que tengo y coger fuerzas de ahí para seguir adelante e ir reconstruyéndome día a día y, qué demonios, mejorándome también.
Supongo que ahora tocaría un gran final para este texto, una gran conclusión, pero no voy a mentirte, no la tengo, solo diré que lo estoy intentando y de verdad, creo estar empezando a creer en mí otra vez.