No entiendo qué falla dentro de mí, no entiendo por qué me muevo por impulsos, por qué llevo ya una temporada comportandome como una niña mal criada, que si todo sale como ella quiere todo va bien, pero al mínimo fallo, por insignificante que sea, la destruye, la ahoga, la abruma. ¿Cuándo me convertí en algo tan frágil? Estoy rota, y hago daño, parezco un cristal. Si me preguntas desde cuándo soy así, no sabría contestarte, no sé si es desde hace unos meses, unos años, o desde que nací, y simplemente me he dado cuenta ahora que es cuando me he dignado a mirar dentro de mí. ¿Y ahora qué hago? ¿Qué se hace cuando no te gusta quién eres? La respuesta fácil es cambiar, pero ¿hacia dónde? Y lo más importante ¿cuál es la diferencia entre cambiar y fingir ser quien no eres? Me he dado cuenta de que soy lo que más aborrezco en alguien, y desde aquí, pido perdón a todo el que haya arrasado con mi desequilibrio, a todo el que haya destruido por mi capricho. Siento haber sido una farsa, una mentira, un huracan; siento haber sido una pesadilla disfrazada de fantasía.
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