sábado, 13 de mayo de 2017

Siento como se me va la vida entre los dedos, como si de agua se tratara, que cuanto más fuerte intento agarrarla más rápido se va. Odio estar así, odio levantarme y preguntarme para qué y odio todavía más la respuesta: Para nada. Llorar cada día, sentir que no vales nada, que nunca va a salirte nada bien y que entonces ¿Para qué intentarlo? Y de nuevo esa misma respuesta Para nada. Y quieres salir, quieres sentirte bien, pero no puedes, no te quedan fuerzas, no te queda nada, y ahí te quedas, viendo como te vas hundiendo, al principio sí que hay gente intentando ayudarte, o sacarte, pero luego se cansan, normal ¿Cómo no se van a cansar si me he cansado hasta yo misma de mí? Solo quiero acabar con todo, solo quiero desvanecerme, solo quiero dejar de estar así. Ya no necesito a nadie, ya no necesito algo, ya no necesito nada, ya no quiero nada, por muy bueno que sea se acabará, todo se acaba siempre, todo te abandona, y vuelves a este punto una y otra vez, cada vez más cansada, cada vez más dolida, cada vez más destruida... hasta que no queda nada de ti, hasta que ni tu mirada es la misma, hasta que tu sonrisa no suena igual, hasta que tu voz suena diferente... hasta que no queda nada de ti y te vuelves una roca, una roca que ahí esta, aguantando vendabales, aguantando golpes, cagadas.... aguantando hasta convertirse en arena, aguantando. Yo estoy en el punto de sonreír, de decir a todos que estoy bien, que no me pasa nada, me cubro bajo un manto de mentiras, un manto frágil, un manto inútil, casi tanto como yo.

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