domingo, 20 de octubre de 2013
Muchas veces me he planteado como sería eso de elegir de quién nos enamoramos ¿Te lo imaginas? No sufrir por un amor no correspondido, ya no tendríamos que estar preocupados por si está con otra persona o no, no lo pasaríamos mal cuando estuviese en línea y no nos hablase, no tendríamos esa lucha interna de “¿Le hablo? ¿Le molestaré? ¿le pareceré pesada?”, ni tampoco si nos deja en leído y no contesta, no habría celos, ya que si tú eliges haberte enamorado de esa persona, esa persona también habrá elegido haberse enamorado de ti, y al mínimo daño, en vez de sufrir y buscar soluciones, romperíamos esa relación y a otra cosa, tan contentos, sin lágrimas, sin malos recuerdos, sin miradas incómodas… Espera… ¿Te imaginas? A la mínima pelea acabarías con esa relación, no habrían segundas oportunidades, y lo que es peor, no habrían reconciliaciones, al mínimo roce mandaríamos todo a la mierda, no lucharíamos por esa persona, ya que nosotros hemos elegido quererla, y del mismo modo que elegimos querer a esa persona, también podríamos elegir querer a cualquier otra… también se perderían esos tonteos entes de ninguna relación, esos roces de manos que hacen que se acelere tu corazón, esos besos, torpes, lentos.. que hacen que tu estómago se encoja, esos mensajes a las tantas, esas tardes hablando con tus amigas sobre esa persona, ese miedo a perderla que hace que intentes ser lo mejor para él o ella… sí, es cierto, sufriríamos la mitad si eligiésemos a quién amamos, pero ¿cuantísimas cosas dejaríamos de vivir, de sentir, de hacer… por la misma razón?
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