Querido diario, tú que escuchas
sin pedir nada a cambio, hace tiempo que no escribo, pero no sé cómo sacar de
mí esta lagrima que ahoga. No me mira a los ojos, ya no me mira. Siento que ya
no me ama, y yo no tengo fuerzas para elevarlo. No sé lo que le pasa, el otro
día me dijo: “Mira nena, que no tengo ganas de ir a tu casa.”
Recuerdo cuando corríamos
cogidos de la mano, riendo y salpicándonos con los charcos. Cuando hablábamos sin
decir palabra, cuando hacíamos el amor y dormíamos rendidos. Recuerdo las
madrugadas en la playa, los domingos a la tarde jugando a la play. Recuerdos
tan tan lindos y que tanto añoro… Tengo miedo a perderlo del todo, si lo hago,
me quedaré sola, cambié mis muñecas por sus abrazos, y ahora solo existe él.
Querido diario, ayer lo dejé,
él no lloró, ni discutió, neutro. Su silencio me demostró que no había amor, se
encendió un cigarro y se apagó mi corazón.
Querido diario…que si me quería…anoche
su estomago llenó de pastillas. Su madre me ha dicho, entre lagrimas, que dijo
mi nombre en su último suspiro. Se apagó su voz, se apagaron sus ojos, si me quería.
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